CONVENCER A LOS DEMÁS. Y POR QUÉ NO, CONVENCERNOS NOSOTROS
MISMOS (2)
estrés, ansiedad, depresión, malestar, cerebro, mente, consciente |
Andábamos en la anterior entrada valorando una serie de técnicas, bastante simples; que nos ayuden a convencer a otras personas, cuando la tarea no es demasiado fácil.
Comentábamos, que como en muchos aspectos de la vida diaria, la empatía era básica;
mezclada con algo de intuición, lógica y emociones. Para convencer a alguien y
a nosotros también. Con esta práctica, conseguimos evitar esa cierta carga de
estrés, nerviosismo, ansiedad que muchas veces vivimos al razonar con los demás.
Habíamos valorado algunas, así que sigamos:
·
Técnica desorganiza-replantea
Las relaciones
sociales son como un baile de pareja, acompasado y rítmico, donde cada persona
anticipa los movimientos del otro y prepara una respuesta. En una discusión,
cuando intentamos convencer a alguien, se aplica el mismo principio. Entonces,
¿qué pasaría si uno de los dos se saliese de ese “guión” al que estamos
acostumbrados?
En 1999 unos
psicólogos comprobaron qué sucede cuando intentamos convencer a alguien
saltándonos un poco los convencionalismos. Estos investigadores se dieron a la
tarea de vender tarjetas para un ente de caridad local. Sin embargo, usaron dos
estrategias diferentes, con algunas personas asumieron un enfoque tradicional:
les dijeron que les daban 8 tarjetas por 3 dólares. Lograron que el 40% las compraran.
La segunda
estrategia consistía en desorientar a las personas y replantearles la cuestión:
les dijeron que vendían 8 tarjetas por 300 centavos, y acto seguido agregaron:
"¡es una ganga!". Como resultado, el 80% compraron las tarjetas. ¿Por
qué?
Cuando se
introduce un elemento disruptor para el que no estábamos preparados, nuestra
mente se ve forzada, a cambiar sus patrones de razonamiento. Durante esos
instantes se produce una sobrecarga cognitiva, y somos más proclives a aceptar
cualquier sugerencia; que pueda parecernos medianamente razonable.
- Técnica de la autoafirmación
A veces es
difícil lograr que las personas nos escuchen. ¿Cómo podemos convencer a alguien
si no nos da la oportunidad de exponer unas razones?
La respuesta
es simple: poniendo tus argumentos en su boca, porque las personas normalmente
le prestan más atención a sus argumentos que a los de su interlocutor, sobre
todo cuando intentan ganar a toda costa.
estrés, ansiedad, depresión, malestar, cerebro, mente, consciente |
En realidad,no es tan extraño como suena. De hecho, muchas personas aplican esta técnica de
persuasión instintivamente, un ejemplo clásico es cuando la madre no regaña
directamente al niño porque ha hecho algo mal; sino que le pide que sea él
mismo quien reflexione sobre su comportamiento.
En los años 50
del siglo pasado, otro grupo de psicólogos se preguntó si esta técnica de
persuasión realmente era tan eficaz. Para comprobarlo, idearon un experimento
muy sencillo: hicieron grupos de tres personas y eligieron al azar diferentes
temas. Una de las personas del grupo tenía que convencer a los otros dos,
dándoles argumentos sobre el tema que debía defender. Al final, se evaluaron
las posiciones de los participantes y, para asombro de los investigadores,
aquellos que actuaron como oyentes no se mostraron muy a favor, pero quienes
dieron la “charla”, se mostraron mucho más convencidos.
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