NEUROMITOS FALSOS QUE CASI TODO EL MUNDO CREE (y2)
cerebro, mente, consciente, inconsciente, estrés, ansiedad, depresión |
Terminamos lo empezado en la anterior entrada, en la que comentábamos una serie de mitos relacionados con la Neurociencia, tan de moda hoy en día.
- Hay personas en las que predomina el hemisferio derecho y en otras el izquierdo
Se trata de un mito muy extendido en el ámbito de la
educación. De hecho, incluso se habla de dos estilos de aprendizaje bien
diferenciados en dependencia del cerebro dominante. Según esta teoría, las
personas que utilizan más el hemisferio derecho serían más creativas, mientras
que aquellas en las que predomina el hemisferio izquierdo serían más lógicas y
analíticas.
Sin embargo, un estudio realizado en la Universidad de Utah
analizó a más de 1.000 personas y no halló rastros de esta diferenciación. A
los participantes se les pidió que intentasen dejar la mente en blanco durante
5-10 minutos, mientras escaneaban sus cerebros. En teoría, si uno de los dos
hemisferios era dominante, debía mostrar una actividad mayor. Los
neurocientíficos no notaron ninguna activación especial.
- Menos glucosa equivale a menos capacidad atencional
Se conoce que el principal carburante de nuestro cerebro es
la glucosa, razón por la cual, durante muchos años se han relacionado los
niveles de glucosa con la atención. De hecho, incluso hay quienes afirman que
existe una correlación entre el consumo de azúcar y el TDAH.
Sin embargo, los experimentos más recientes indican que la
glucosa influye sobre nuestro comportamiento pero no incide sobre nuestra
capacidad para concentrarnos sino que nos hace tomar decisiones de manera más
rápida, decantándonos por aquellas soluciones que reporten una gratificación
inmediata. En práctica, los bajos niveles de glucosa no afectan nuestra
atención sino nuestra capacidad de razonamiento a largo plazo, sobre todo
cuando necesitamos medir las consecuencias de nuestros actos.
- El daño cerebral es permanente
Hace tan solo unos años los neurólogos pensaban que las
neuronas mueren y no se regeneran. Sin embargo, ahora se conoce que existe la
neurogénesis; es decir, nuevas neuronas pueden ocupar el puesto de aquellas que
han muerto, aunque se trata de un proceso muy lento, mucho más que la
regeneración del resto de las células de nuestro organismo.
Aún así, el cerebro es nuestro órgano más flexible y goza de
una gran plasticidad. El hecho de que exista un daño cerebral no implica que
sus secuelas sean permanentes. De hecho, determinadas áreas del cerebro pueden
llegar a asumir las funciones de aquellas que se han dañado, sobre todo cuando
el daño ha ocurrido en etapas tempranas de la vida. No podemos olvidar que hay personas que llevan una vida normal y cuentan tan solo con la mitad del cerebro
(cuando el daño se produce en los primeros años, el hemisferio que queda asume
muchas de las funciones del hemisferio dañado).
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