viernes, 6 de febrero de 2015

LOS JUICIOS ¿PROBAMOS A DARNOS NUEVAS OPORTUNIDADES? (1) SOBREVIVIR AL ESTRÉS Y A LA ANSIEDAD.

LOS JUICIOS ¿PROBAMOS A DARNOS NUEVAS OPORTUNIDADES? (1) 

SOBREVIVIR AL ESTRÉS Y A LA ANSIEDAD.

estrés, ansiedad, juicio, positivo, negativo


Te juzgo, él te juzga, nosotros juzgamos... ¿No serás tú, el único que te calificas, que te juzgas?
                   ¿Probamos a darnos nuevas oportunidades?

         En nuestro interior habita un pequeño juez, escondido, debidamente camuflado; que no lleva toga y ni siquiera mazo.

         Como cualquier magistrado que se precie, "don juez menganito" basándose en un conjunto de leyes y convenciones, más o menos contrastadas y socio-culturalmente convenidas (auto impuestas, o no, justas o reales; o no); va haciendo sus interpretaciones. Suponemos que es objetivo ¿o no? Eso de la justicia ciega, estaba bien para los genios de la Grecia clásica; así que "don menganito", a veces es imparcial y otras no. La Ley puede estar escrita, pero siempre dependerá de quién y cómo, la interprete.

         Nuestros padres, parejas, familia, profesores o amigos; que a menudo pensamos que son los jueces más severos; pueden ejercer ese roll. En otras ocasiones es ese juez interno, propio e inequívoco de cada cual; el que hace la evaluación. Somos nosotros quienes nos criticamos, cuando nos equivocamos; y los que nos tachamos de ineptos, pánfilos e inútiles cuando no logramos alcanzar una meta. Y "Don Menganito" puede ser implacable, injusto, sordo, ciego, tirano y cabezón (cabezona también sirve…). También, nosotros mismos, alentamos a ese magistrado interno; dándole reglas irreales, tabúes, requisiciones sociales, culturales; auto-impuestas, que no nos exige nadie… No me refiero a delitos mayores, relacionados con la criminalidad; hablo de errores no penales, que vivimos a diario.

         Perfecto, hemos metido la pata, cometimos un error ¿alguien en la vida no ha errado nunca? Recordemos que el método acierto-error es el más útil para el ser humano, aunque muchas veces acabemos chocando varias veces con el mismo pedrusco. 

         Sacamos los pies del tiesto, y además de valorarnos nosotros mismos; creemos que docenas o cientos de ojos acusadores nos vislumbran desde la penumbra de la sociedad: amigos, conocidos, vecinos… Y digo creemos, porque cotillas/os, lenguas viperinas y gentes tristes con vidas tan vacías que se entretienen en la de los demás (el día que se muerden se envenenan, menos mal…) haberlos "haylos", ¿pero son tantos como creemos? ¿Y cuál es el problema? ¿Importa mucho lo que opine o deje de opinar alguien que aporta cero a mi vida?

estrés, ansiedad, juicio, positivo, negativo

         ¿No serás tú, el único que te juzgas?

         Valorarnos, en positivo o negativo; es algo inherente a cada uno mismo. Es una actitud normal (es que la palabra normal, me contenta poco…) ya que se supone, que no hay nadie mejor que nosotros; para hacer esa tarea. Ya que conocemos límites y debilidades y saber, si realmente; hemos dado el máximo, o si hubiésemos podido esforzarnos un poco más. Si hicimos bien o mal (¡ uf!, otro par de palabritas con las que me peleo…). Claro, eso sí, si nos conocemos a nosotros mismos de verdad…

         Normalmente no podemos escapar a nuestro juez interior. Y eso no es algo negativo, porque nos anima y empuja; a traspasar nuestros límites, a esforzarnos, a aprender de los errores y éxitos; y crecer como personas. Podemos llamarlo con nombres variados: juez, conciencia, "Pepito Grillo"… Incluso, hace unos días leí que científicos en Oxford, han identificado esa voz interior que oímos, en la corteza prefrontal lateral del cerebro; la conciencia.

         Hay ocasiones en que nuestro juez interior es demasiado rígido, o ante determinadas circunstancias o situaciones se radicaliza.  Entonces traspasamos esa delgada línea, entre la crítica constructiva; de los juicios malsanos y destructivos. Dejamos de analizar los errores (para aprender de ellos, y mejorar) para caer en la culpabilización. En ese momento, muchas personas tiran la toalla; deciden que todo ha terminado, "finito". Que han perdido la batalla, que no se esforzarán más. También, podemos optar por otra vertiente: todo el mundo me juzga, opina, hablan de mí a mis espaldas, poniéndome tibio…

        Seguiremos en la siguiente entrada.


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