LOS JUICIOS (2) UNA NUEVA OPORTUNIDAD.
SOBREVIVIR AL ESTRÉS
Y A LA ANSIEDAD.
estrés, ansiedad, juicio, positivo, negativo, depresión |
En la anterior entrada nos centrábamos en esos juicios, que nos hacemos nosotros mismos. En muchas ocasiones, sin ninguna obligación más
que la que nos marcamos nosotros. Todas estas "obligaciones" y
requerimientos que nos hacemos; pueden acabar siendo una fuente de estrés,
ansiedad, depresión y/o falta de respeto hacia uno mismo, o su valía. Así que
seguimos:
Darse otra
oportunidad, y algunas más también; caemos y seguimos levantándonos, merece la
pena. Si nos comportamos como jueces inflexibles, seguro que haremos daño a
otras personas, pero también a nosotros mismos.
Imaginad por
ejemplo, que alguien ha tenido una relación de pareja en la que las cosas no
salen bien, no tan bien como pensábamos. Esa relación se acaba, el amor o lo
que sea, termina. Y decide que ante el "éxito", que le ha hecho
sufrir, pasarlo mal; llorar, que nunca más volverá a repetir. Se cierra en banda
a posibles nuevas relaciones. Sin darse cuenta, que esa decisión no ha sido
razonada; sino que se basa en el despecho, el desencanto y el miedo a volver a
sufrir. A la larga, esa decisión, ese camino; no va a hacerle más feliz.
Obviamente, no
siempre somos conscientes de que el mayor obstáculo para volver a ser felices;
somos nosotros mismos. Nuestra mente es enrevesada y a menudo nos tiende
trampas en las que caemos con facilidad. También es más fácil creer que el
obstáculo son los "otros", los ojos inquisidores que nos espían
continuamente...
estrés, ansiedad, juicio, positivo, negativo |
Sin darnos
cuenta, usamos "muletillas" y no nos damos otra oportunidad, como
pueden ser:
- Autodenigración. Nos calificamos a partir de un error, nos etiquetamos; y dejamos que ese acto determine nuestra valía. En ocasiones, nos amparamos en esas "posibles calificaciones" de los hipotéticos ojos espía que tenemos pegados en el cogote. Todo esto para lo único que vale, es para explosionar en cien mil pedazos la autoestima. Nos llenamos de sentimientos de culpa, pena, fracaso, del "qué dirán"… Es un mecanismo muy sutil pero eficaz, con el que nos auto-explicamos; por qué no “podemos” seguir adelante.
- Exigencia al poder. Llevamos las pretensiones hasta límites inimaginables, a las que nadie va a llegar. Esos requerimientos pueden ser realistas, claro; el problema es que todas y cada una de ellas, juntas, forman un muro casi imposible de escalar porque es exagerado y en la práctica, infranqueable. Esta pared que hemos levantado, nos impide vislumbrar, que al otro lado puede haber personas que merecen ser vistas. Cerramos las puertas con siete llaves, un cierre metálico y una súper alarma carísima, a una segunda oportunidad. A la posibilidad de volver a ser algo más felices.
- A vivir en el pasado. Los tiempos pasados siempre fueron los mejores ¿no? Para qué intuir el futuro, si estamos muy bien viviendo en el pasado; aunque ya ni exista. También da menos miedo y es más cómodo, vivir de los recuerdos. Es preferible estar seguro en mi burbuja. No obstante, a la larga, acabaremos solos; sin ni siquiera una mínima red social en la que confiar, y me parece que tampoco será muy grato, la verdad.
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