miércoles, 24 de julio de 2013

COMBATIR EL ESTRÉS----MIS HERRAMIENTAS--- APRENDER A DECIR QUE NO (A)

COMBATIR EL ESTRÉS--


--MIS HERRAMIENTAS--- 

APRENDER A DECIR QUE NO (A)

            Después de estas semanas, escribiendo sobre personalidades, actitudes, motivaciones…; mi intención es ocuparme con las distintas herramientas que tenemos a nuestra disposición para evitar el estrés, "domesticarlo" o superarlo. Y a ser posible, la gran mayoría, serán MIS HERRAMIENTAS. Es decir, no sólo las que han sido útiles para otras personas, también las que me sirven a mí, en el camino diario, en el día a día. Las que íntimamente me capacitan para tolerar el estrés, y hacerlo soportable. Obviamente, lo que para mí es "normal" y "útil" para otros puede ser que no. Ya he repetido muchas veces que cada persona es única y especial, distinta e igual, etc.


Cada ser humano debe plantearse las que necesita y utilizarlas.
Algunas son más potentes que otras, pero todo dependerá de ti mismo y de cómo las uses. La más potente que conozco, es la relajación. Hemos hablado de respiración, posturas más o menos cómodas para relajarse, del punto "kárate", de la estimulación del pulpejo interdigital, de listados íntimos que luego mostrábamos a otra persona…


            Mi intención era seguir por ahí, y creo que será acertado hacerlo. No obstante, ahora creo que debo "desnudarme sentimental y humanamente"; un poco ante vosotros para que entendáis el por qué de mi "post" de hoy. Veréis. Últimamente, los semáforos que utilizo para valorar los propios niveles de estrés, estaban digamos en ámbar, alguno ya en rojo. Así que, me paré, e hice un examen de conciencia, como diría un católico de la vieja escuela. Es otra herramienta, que me ha sido útil y acompañado en mi experiencia vital hace ya bastante tiempo, que utilizaba más o menos todos los meses. Últimamente, por pereza, porque sigo siendo un "superhombre" y porque las tareas y ocupaciones habían aumentado exponencialmente; la tenía abandonada. Llamadlo examen de conciencia, autoafirmación (como en los grupos de auto-ayuda) o autocrítica (como la llamaban las antiguas células comunistas, copiando a los antiguos grupos de cristianos, que a su vez la adaptaron de los antiguos…). Vamos, nombradlo como os parezca. El caso, es que la necesidad obliga, y lo necesitaba.


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