RESPIRACIÓN. TODO EMPIEZA Y TERMINA CON ELLA.
KI. ENERGÍA
VITAL.
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| respiración, ki, energía vital, Chi Kung, Qui Gong |
Para el Chi Kung, así como para cualquier otra técnica energética; de la medicina
tradicional china, la respiración constituye la mayor parte de nuestra energía
vital. Porque el cuerpo utiliza más aire para sus necesidades vitales, que cualquier otra sustancia o elemento. Además es la forma abierta más usada para relacionarse con el entorno.
Esta
energía vital se ve afectada, cuando existe un desequilibrio mental, físico y/o
emocional. De hecho todas estas técnicas y ejercicios, fueron diseñados para
mejorar el flujo de energía; a través de todo el cuerpo y la mente. Y evitar o
corregir, cualquier desequilibrio energético.
Distintos
estudios sobre el Chi Kung, han demostrado que aporta beneficios muy importantes.
Sabemos que regula los distintos sistemas orgánicos, aumenta la inmunidad del
organismo frente a las enfermedades.
Igualmente respecto al sistema nervioso: es eficaz para quienes padecen neurastenia, estrés,
ansiedad; porque les ayuda a relajarse, y a recuperar el ritmo del sueño.
También
está demostrado, que influye directamente en la circulación sanguínea; y en el
corazón. De esta manera a través de la sangre, llega mucho más oxígeno a todas
las células del cuerpo; beneficiándolas, eliminando las toxinas y los productos
de desecho. Que de otra manera se eliminarían de forma más lenta. Existen
diversos métodos para regular la presión arterial, qué sirven como apoyo en el
tratamiento de la hipertensión y arteriosclerosis; pero siempre asociados a
otras técnicas y ayudas terapéuticas.
Los
movimientos del Qi Gong también tienen un efecto beneficioso, sobre el aparato
digestivo en general; en particular facilitando el tránsito intestinal y la
secreción de jugos gástricos.
En
estos estudios, se manifiesta una clara estimulación de la secreción de las
glándulas hormonales; con lo que suele acelerar los metabolismos, ayudando a
regular el peso.
Volviendo
sobre la importancia de la respiración, encontramos en estas técnicas un patrón
común: se utiliza como un fuelle, para permitir que sea el aliento el que nos
dirija. La respiración es la unión entre el cuerpo y el espíritu, de modo que
aprender a moverse a partir del aliento; nos lleva de la mano hacia el
siguiente nivel: el uso de la intención.
Gracias
a la utilización de la intención, tomamos conciencia de a dónde se dirige esa
energía vital; para instalar y potenciar, la red de canales energéticos en el
cuerpo físico y en la mente. Pudiendo movilizarla según una intención concreta.
La
energía vital circula de forma suave y armoniosa, entre el cuerpo y la mente.
Para percibirla y fomentarla, es necesario entrenar la calma mental. De este
modo conseguimos incrementar las capacidades físicas psíquicas y espirituales.
A este
nivel, cuando ya tenemos interiorizada la secuencia de movimientos; coordinados
con la respiración, dispondremos de toda nuestra atención. Para sentir, escuchar
y seguir; ese fluido vital para detectar posibles bloqueos y limitaciones.
Utilizar
la mente y esa intención, para promover la energía y encaminarla hacia un
objetivo determinado; ya sea físico espiritual o psíquico.
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