¿PODEMOS CONSEGUIR QUE LA ENERGÍA NEGATIVA TRABAJE PARA NOSOTROS DE FORMA POSITIVA?
MASAJE CEREBRAL. ESTRÉS
Segunda entrada sobre el tema, relacionada con el estrés, la ansiedad, la tristeza insoportable, la ansiedad. Tener más información y razonar ante determinadas circunstancias y situaciones; hace que si las vivimos podamos hacerlas más llevaderas.
Este texto, también fué un post en el el grupo de Filosofía de Facebook, "Héroes del Pensamiento"
" La energía no se pierde, se transforma". Lavoisier
Algo tiene que
ocurrir, algo tiene que agitarse en nosotros. De repente un espíritu inquieto,
habita nuestra mente y cuerpo; y nos empuja a ese malestar, a ese estrés; a esa
ansiedad.
Es la llamada de
atención, el toque de corneta; el chispazo que nos avisa de que así no podemos
seguir. Resultando que el espíritu intranquilo, está compuesto por ideas
preconcebidas, pensamientos negativos; creencias equivocadas, obsesiones,
sentimientos bloqueados; prejuicios.
Hay que soltar
lastre amigos.
Y hay una parte
de nosotros, casi desconocida; que es la que quiere soltar peso para siempre, y
se manifiesta a través de la ansiedad y el estrés.
Cuando nos
encontremos en ese estado, no debemos valorarlo como si fuera una nimiedad,
algo simple y pasajero. Una enfermedad leve que sólo requiere reposo dos o tres
días, como un vulgar virus invernal. Debemos valorarlo como si fuera el heraldo
de la necesidad de transformación, de cambiar. Como una energía vital que trata
de imponerse a la razón (o a lo que nosotros llamamos razón), para hacernos
descubrir nuevos territorios que no hemos querido ver.
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| estrés, depresión, ansiedad, tristeza |
En definitiva,
el estrés nos debería empujar; a luchar contra un "destino ya trazado nolibremente elegido". Sin embargo, en el primer momento; puede parecer todo
lo contrario. Incluso vivenciarlo como la energía más negativa y menos vital,
que podamos imaginar; que no le desearíamos vivir a nadie. Pero valorar
realmente el significado, COMO AVISO; será aliarnos con ella, para combatir esa
situación.
Vivimos una
época superficial en muchos sentidos: todo se vive muy deprisa, sin que dejehuella dentro de nosotros; todo debe ser instantáneo e inmediato. Siempre
elucubrando, en términos generales; a nivel de grupo. Y cuanto más intentamos
utilizar la racionalidad, la sociedad nos empuja a quedarnos; en el envoltorio
de las cosas. Nos agarramos a nuestro yo, a nuestra identidad; a nuestro mundo
de pequeños egoísmos, de pequeñas cosas; que parecen importantes (¿a nosotros
nos lo parecen?, ¿lo que nos parece es real o imaginario?) porque hemos perdido
(o nos han hecho perder) la intuición de ver la verdad; de lo que puede
motivarnos. Si dejamos de pensar en términos generales, y valoramos al
individuo; obviamente habrá personas que sean más o menos capaces, de utilizar
el don racional en mayor medida. También los habrá más críticos, más dados a
valorar objetivamente los devenires sociales. Pero incluso, hasta el más
crítico y objetivo, siempre recibirá una influencia de la sociedad. Somos seres
sociales, igual que cambiantes (aunque no lo tengamos claro) y salvo algún que
otro eremita perdido en la más profunda de las cuevas, en mayor o menor grado,
vivimos esa influencia. Un ejemplo claro lo tenemos en las festividades, ya
sean sociales, culturales, religiosas..., que arrastran a multitud de
individuos; por el hecho de que así está establecido. Así que por ejemplo, esas
propuestas personales que todos hacemos para recibir un nuevo año, que nunca
llevamos a cabo; ¿merecen la pena, ni siquiera; que las planteemos en la mente?
Esto es lo de "si los demás se tiran por la ventana ¿lo haces tú?
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| estrés, depresión, ansiedad, tristeza |
Así que
entendamos el estrés o la ansiedad, como algo que hace motivarnos. Una gran
cantidad de energía interna que tenemos acumulada, y que igualmente que puede
ser negativa, podamos encauzarla positivamente para mejorar. Lo difícil es
cambiar el "chip" cerebral, social, cultural..., le pongamos el
apellido que queramos. Transformémosla en un mecanismo de defensa, que hace que
suframos; sí, que nos fustiga, que nos agobia; pero que nos avisa de que hemos
dejado de ser la persona que éramos, y el ser que queremos ser. Entendámoslo,
como algo que intenta devolvernos; el contacto con nosotros mismos. Que intenta
hacernos sentir vivos. Que intenta que rompamos los esquemas a los que estamos
acostumbrados.
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