lunes, 18 de agosto de 2014

CUANDO EL DOLOR DE ESPALDA, NO SÓLO SIGNIFICA QUE LA ESPALDA DUELE…

CUANDO EL DOLOR DE ESPALDA, NO SÓLO SIGNIFICA QUE LA ESPALDA DUELE…


dolor de espalda, estrés, ansiedad.

                     En multitud de ocasiones, sufrimos dolores en la espalda, contracturas musculares, calambres, etc., que aunque nuestro cerebro los interprete como tal, puede ser que no estén provocados por una causa meramentefísica. En demasiadas ocasiones, el causante de esta problemática puede ser el estrés, la ansiedad, el nerviosismo.

                           Así que debemos entender, que muchas veces el origen del dolor de espalda está en nuestro interior.

En demasiadas ocasiones, y de forma inconsciente, nuestro cuerpo transforma los problemas psíquicos en problemas orgánicos es decir, somatizamos los problemas. Y eso no quiere decir que no tengamos un lumbago o una contractura, ya que el cerebro "nos informa" de que sufrimos sus síntomas.

                      Muchos, no somos conscientes de que nuestro estado emocional, puede estar muchas veces; relacionado con el origen del dolor de espalda (y otras molestias) que tenemos.

dolor de espalda, estrés, ansiedad.


    El dolor debe interpretarse muchas veces como un grito de auxilio del organismo, que nos avisa de que algo funciona mal. Si sólo aplicamos un tratamiento terapéutico enfocado a eliminar el síntoma físico, puede ocurrir que el dolor vuelva a reaparecer. Podemos limitar la dolencia en un tiempo, pero si no trabajamos la verdadera causa desencadenante, no nos libraremos de él.

Tengamos claro que muchas veces el dolor puede venir dado por la ansiedad y el estrés que sufrimos, y que acabamos somatizando. No por una mala postura a la hora de dormir, o por un sobre esfuerzo que hayamos realizado.

                   La depresión, la ansiedad, el estrés; producen una liberación de adrenalina que puede provocar mayores contracturas musculares y ese podría ser el origen del dolor.

                  El mecanismo está estudiado e investigado: el inconsciente rechaza y reprime determinadas emociones, produciendo un dolor físico real en su lugar; es una manera de distraer la atención, que queda centrada en el dolor físico en vez de en el dolor emocional (que casi siempre es más costoso mitigar). Suele suceder porque hay emociones que sentimos, como demasiado peligrosas o dolorosas; para sentirlas conscientemente, o las valoramos tan insoportables como para poder ser experimentadas.


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