HIPNOTERAPIA CLÍNICA E HIPNOSIS-------ASÍ ESTÁN LAS COSAS
La hipnoterapia
nos sigue causando asombro e inquietud, pese a que probablemente sea tan
antigua como el hombre. ¿Por qué? Desde mi punto de vista, provoca ese temor,
porque nos permite enfrentarnos a la frontera entre lo conocido y lo
desconocido (cada día menos, la verdad), lo superficial y lo íntimo, lo útil y
lo inútil de la mente humana; de ahí que siempre haya provocado tanta
controversia.
Además, su
uso siempre se ha visto desde dos lados totalmente opuestos: el espectáculo, la
magia de supuestos poderes prodigiosos; y el mundo académico-científico que ha
reconocido, investigado en parte, y experimentado; su indiscutible valor
clínico.
Así que la
hipnosis ha sufrido a lo largo de la historia numerosos eclipses, épocas en que
la valoración creció, o cayó en el peor de los descréditos. Como cualquier otra
herramienta que podamos usar, todo dependerá del uso que pretendamos darle, un
destornillador desde luego no sirve para apretar tuercas…
El hecho es que nunca ha dejado de
sorprendernos, intrigarnos, causarnos perplejidad e incitar nuestro interés.
Podemos
definir el estado hipnótico como un estado alterado (pero intrínseco y natural
a la mente) de conciencia y a la hipnosis como la técnica que nos conduce al
mismo.
Para
alcanzarlo, debemos tener una atención intensa y focalizada en algo, por tanto;
el hipnotizado
se aísla poco a poco de los estímulos exteriores y alcanza
cierto bloqueo o desensibilización sensorial. La hipnosis es un estado
neurofisiológico natural, que en gran medida se produce por la ley: “a mayor
excitación, mayor inhibición”. Esto podemos valorarlo en una situación de
intenso estrés o pánico..., el estímulo o la percepción es tan intensa, que se
bloquean nuestras reacciones emocionales, motoras (movimientos), mentales, etc.
Por ejemplo, un estudiante que ante un examen se lo sabe todo perfectamente,
pero se pone tan nervioso que a la hora de escribir no recuerda nada o sólo
parcialmente.
En hipnoterapia hacemos una dosificación
programada y progresiva del estímulo, para producir una inhibición (o
estimulación) controlada; y con los efectos que tenemos previstos.
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