domingo, 1 de septiembre de 2013

MASAJE SENSITIVO, GLÚTEOS



MASAJE SENSITIVO, GLÚTEOS
                  Los glúteos son unos músculos grandes y potentes, muy agradecidos a las técnicas de quiromasaje. Un masaje en esta zona, además de completar la descarga de la espalda, produce una gran sensación de relajación muy placentera. No obstante, es IMPRESCINDIBLE que estén distendidos, porque si no, la sensación no es tan agradable.
                         Además, en las nalgas y en las zonas adyacentes de los muslos (en particular en las caras internas) hay multitud de terminaciones nerviosas, dando lugar a una gran zona erógena, de alta sensibilidad y fácil estímulo. En algunos trabajos, las técnicas en esta zonas las
incluyen dentro del mal llamado “masaje orgásmico” (supuestamente, todo con muchas comillas, basado en el masaje hindú, el tantra y el masaje tradicional chino) y de las primeras zonas muy sensibles a estimular de cualquier persona, sea del sexo que sea.

                  La persona que recibe el masaje sigue tumbada boca abajo (decúbito prono) y debe tener distendidos los muslos y los glúteos. Extendemos por toda la zona suavemente aceite y crema, sin presión, como una primera caricia de aproximación, en ambas nalgas y muslos, y en la zona perineal alrededor del ano.

                              Colocamos las palmas de las manos bien extendidas y abiertas, justo en el centro de cada nalga. Con los brazos rectos, cargamos parte del peso de nuestro cuerpo para ejercer presión con el talón de las palmas y el resto de la mano, que mantendremos unos segundos. Soltaremos y haremos lo mismo un par de veces, desplazando la zona de contacto hacia fuera. En algunos trabajos a esta técnica se la denomina “con las manos llenas”.


                           Seguidamente, como vemos en la imagen, colocaremos las manos con los dedos dirigidos a los laterales de la columna en la parte baja de la cintura. Con los dedos bien extendidos y juntos bajaremos, primero de forma más lateral, hasta la parte de atrás de la rodilla (zona poplítea). Al llegar aquí, rotamos un poco las manos para que “abracen” el muslo por la cara interna y suben hacia la zona genital y el borde inferior de los glúteos, hasta la posición de inicio. 


               Volvemos a realizar el movimiento, pero en vez de ser tan lateral, recorremos la zona más central. El último vaivén lo iniciamos, con las yemas de los dedos de ambas manos enfrentados, en el comienzo del surco ínter-glúteo.

Después, con ambas manos, amasamos primero una nalga y después la otra. Los movimientos serán amplios, lentos y con cierta presión abarcando toda la zona. En las caderas, nalgas y zonas carnosas de la espalda también podemos aplicar suaves pellizcos (obviamente placenteros) y el amasamiento con las manos podemos sustituirlo por un cuidadoso trabajo de la zona con los pulgares, haciendo movimientos rápidos, cortos y alternados, de forma circular o apretarlos hacia arriba. Después seguiremos con los muslos y el resto de las piernas.

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