lunes, 15 de julio de 2013

VISUALIZACIÓN Y RELAJACIÓN (B) EJERCICIO PRÁCTICO

VISUALIZACIÓN Y RELAJACIÓN 

(B) EJERCICIO PRÁCTICO

      Siguiendo mi columna vertebral, toda la espalda se relaja. Noto los glúteos apoyados en el suelo relajados, muy relajados, muy pesados, laxos, se hunden por el peso. Subo lentamente, por cada vértebra, llevando mi atención a cada una de ellas. Hasta los hombros y el cuello. Los dejo ir como si fueran muy pesados y no pudiera moverlos. Y sigo respirando profundamente, y cada vez mi cuerpo se llena más de oxígeno y liberando todas las toxinas, la ansiedad.

     Mi mente aprecia hasta la menor sensación. Cada vez estoy más profundamente relajado (20 segundos, nuestra mente siente). Y disfruto egoístamente de la experiencia. Aquí y ahora, es lo que quiero y deseo, y lo demás no me importa.


        Estoy en el borde del sueño, pero no quiero dormir. Es una sensación placentera que quiero disfrutar a cada segundo. Mi respiración es tranquila, cada respiración hace que esa sensación sea más profunda. (10 segundos)

        Noto relajados los genitales, el vientre, el abdomen. Se relaja mi pecho. Cada vez más relajados. Están flojos, no hay tensiones. Todo pesa toneladas, mi cuerpo está fláccido, laxo.  Estoy tranquilo, en paz, en calma (10 segundos)

        Llego a la cara, mis párpados están relajados, cerrados, no me apetece abrirlos, pesan demasiado. Pero no duermo, sólo dejo que mi mente disfrute esta sensación. Las cejas, la frente, todo el cuero cabelludo, están profundamente relajados. Extiendo mentalmente las sienes, las mejillas, la base y las aletas de la nariz. Los labios y la mandíbula se despegan, están flojos. Me doy cuenta y soy perfectamente consciente de mi verdadera cara, relajada, tranquila, descansada, suave. Mi mente aprecia todas y cada una de las sensaciones, es parte de ellas, goza con ellas. (20 segundos)


        Desciendo más y más profundamente en mí mismo, me siento entre la vigilia y el sueño. Pero no estoy dormido. Estoy disfrutando.
        
     A cada respiración siento una sensación más agradable de tranquilidad (20 segundos)

        Cada vez estoy más profundamente relajado y tomo conciencia de todo lo positivo que hay en mí (dejamos pasar unos minutos 2-3…)



        Ahora volveré a la actividad normal. Respiraré profundamente tres veces y mi cuerpo dejará de estar pesado y flojo. Parpadearé, tragaré saliva, los párpados se abrirán, los dedos de manos y pies se moverán…
        Me estiro, gesticulo, mi cuerpo entero se despereza y despierta. Al abrir los ojos me sentiré en plena forma, a gusto conmigo mismo y los demás.”            

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