ALIMENTACIÓN
¿UNA AMISTAD PELIGROSA? y 2-
-----HERRAMIENTAS CONTRA EL ESTRÉS.
Publicado en Facebook "héroes del pensamiento" grupo de filosofía
Cuando vivenciamos situaciones límite, como puede ser estar
deprimido, muy estresado, momentos en los que peligra la vida, pérdidas graves;
descubrimos que nuestra reacción o manera de superar esa crisis, puede ser
absolutamente impensable e incomprensible. Teniendo en cuenta que la mejor persona que debería conocernos, debería
ser nosotros mismos.
Distinguimos
en esa reacción, una mezcolanza de instinto y pulsiones, hormonas, gasto
energético, vivencias pasadas, conocimiento, intelecto, necesidad, recursos…
Pero en particular, la pulsión es la que influye a la hora de conseguir que nos
abalancemos hacia la nevera repleta de chocolates lista y "ofrecida"
a ser vaciada. Sin ese irreflenable ímpetu, en condiciones más o menos
normales, reaccionaríamos de otras maneras.
Hablar de
pulsiones, es hablar en palabras expresadas por Freud y el psicoanálisis, que
como sabemos; el tiempo ha hecho que evolucionaran, maduraran e incluso se
adaptaran a nuevos conocimientos y experiencias. Freud considera la pulsión
como un impulso psíquico típico de la especie humana. Es algo dinámico, donde
influye experiencia del sujeto, y su historia ontogenética (la referida al
desarrollo de
éste, en llanas palabras).
Don Sigmund define con este término a las fuerzas derivadas de las
tensiones somáticas en el ser humano, y las necesidades del ello, Ubicadas entre el nivel somático y el nivel
psíquico. Provocadas por diferentes fuentes, por lo que se manifiestan de
distinta manera (pulsión de vida o Eros, muerte o Thanatos, sexuales, pulsión
de saber, etc.); y que carecen de objeto predeterminado y definitivo. También
intenta establecer de forma clara la diferencia entre instinto y pulsión:
- instinto designa al impulso provocado ante una excitación y una tensión corporal, hacia diversos objetos, que si consigue el objetivo hace que disminuya la presión.
- la pulsión, que a diferencia del instinto, nunca queda satisfecha completamente.
Como en tantos
temas, en éste hay distintas corrientes disyuntivas, propiciadas por
conductistas, psicólogos del yo y cognitivos.
Un tiempo más
adelante, Lacan habla de una dinámica de las pulsiones: toda pulsión es
originada a partir de una "falta original" representada por un
objeto, casi siempre de naturaleza instintiva. Cada pulsión se dirige a una
momentánea meta (o "goal") dirigida a ese objetivo máximo, muy
dificultoso. Por lo que a la hora de llevar a la práctica la pulsión, es más
accesible acceder a objetos momentáneos de satisfacción. Y nos encontramos, con
que la pulsión está insatisfecha y vuelve a re-iniciarse el proceso. Y no tiene
por qué acceder a distintos objetos momentáneos de placer, puede ser el mismo
siempre. Si volvemos a la nevera, volveremos a buscar siempre el mismo alimento
o similar (la famosa tableta de chocolate).
Desde mi punto
de vista, en términos más llanos, cuando estamos sometidos a graves tensiones,
el subconsciente se abre camino a través del dolorido consciente, inhibiéndolo,
para conseguir algo que produzca cierto grado de placer a la persona (aunque
sea de corta duración) con lo que el consciente descarga algo de esa presión, y
puede seguir funcionando un tiempo, hasta que vuelve a "recalentarse".
El subconsciente hace funciones de disco duro en nuestros ordenadores: graba
absolutamente todo lo que acontece en la vida (incluso archivos que han sido
borrados, quedan restos) y busca qué situaciones conocidas, pasadas; han
provocado satisfacción, relajación y/o placer y las lanza a través del sistema
con todos los recursos de los que dispone. El consciente adoptaría el papel de
procesador del sistema; ese procesador que alcanza altas temperaturas y
necesita de ventiladores para disipar el calor, e incluso puede llegar a apagarse
para evitar mayores daños; re iniciarse, o directamente, se funde.
Y todo esto,
para entender por qué nos vemos impelidos hacia determinados alimentos, muchas
veces de forma compulsiva, en momentos de máxima tensión psíquica y/o física.
Alimentos, tabaco, colas… Espero que esta lectura, sirva para que cuando sufráisesa pulsión, para ser capaces de transformarla con vuestro consciente, en algomás sano y relajante en los malos momentos. Si adoptáis este hábito, desde
luego mente y cuerpo lo agradecerá; tendréis que practicarla a menudo, el cerebro
es un "vaguete" a la hora de cambiar ciertas cosas. No siempre lo conseguiréis,
pero bajo ningún concepto dejéis que el sentimiento de culpa os invada; porque
desde luego, lo habréis intentado.
Freud me cansa
demasiado, lo sé; voy a meterle mano a unos donuts con chocolate que me esperan
en la nevera…
Salud para
todos.
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