viernes, 28 de marzo de 2014

KI: ENERGÍA VITAL. LA ENERGÍA DE LA VIDA y 3


KI: ENERGÍA VITAL.
 LA ENERGÍA DE LA VIDA y 3


                Esta energía no es tan fácil de utilizar.  El ki hay que entrenarlo, tenemos que sensibilizarnos; hasta el punto de que seamos capaces de sentir y utilizar; nuestra energía con delicadeza y precisión. Esta sensibilización de nuestros sentidos y cuerpos, es lo más difícil; lo que más tiempo requiere.

                Hacernos conscientes del ki no debería suponer un esfuerzo especial por nuestra parte, sino que tendría que ser algo natural. Hay aspectos puramente lógicos que nos desensibilizan. Por eso es necesario el entrenamiento, nuestra mente y cuerpo; cambian contínuamente entre tensión y relajación. Todo el movimiento se basa en alternar esa tensión y relajación. Los órganos internos también se rigen por este estado.

                 Día a día, el ritmo de las necesidades y los objetivos, de nuestra vida; nos fuerzan a una situación en la que la tensión, cobra importancia.  La
relajación deja de desempeñar su relevante papel.  A veces se vuelve tan marginal, que apenas puede decirse que exista. Provocando una amplia variedad de dolencias y molestias. Hemos perdido el equilibrio entre tensión y relajación.  Muchos de nosotros estamos condenados, a una vida de incomodidad debido a la tensión.

                Además hay otros muchos factores que nos hacen perder sensibilidad, principalmente por nuestro bien; como mecanismo de defensa. El ritmo de nuestra vida, la cantidad de estímulos que tenemos que afrontar todos los días; nos guste o no provocan una carga sensorial excesiva. Si mantuviéramos la sensibilidad natural no lo soportaríamos. Hemos evolucionado hacia la tecnología, nos hemos alejado mucho de la naturaleza; por eso tener un cuerpo naturalmente sensitivo, una mente sensitiva; probablemente acabaría con nosotros.

                Entrenarnos, sensibilizarnos hacia esa energía que nos rodea; restablece simplemente el equilibrio entre tensión y relajación. El ki introduce tensión allí donde hay una carencia, y produce relajación; cuando existe una deficiencia. Como estamos inclinados hacia la tensión, trabajar nuestra energía, es una técnica de relajación.

                La energía, el ki no entiende distinción entre la mente y el cuerpo. Lo entiende como una unidad. La energía al influir en nosotros, provoca factores mentales y físicos; que debemos tener en cuenta a la hora de hacernos más sensibles.
                Esta energía es inagotable, porque no se pierde. Siempre se transforma, se alimenta a sí misma. Se expande, cuanto más activamente la utilicemos, la transmitamos; más energía tendremos.
http://artesanocuerpomente.blogspot.com.es/2014/03/ki-energia-vital-la-energia-de-la-vida-2.html

                Podemos decir que el ki, es una energía que alimenta a toda la materia viva. Está sujeta a estímulos externos, a cambios climáticos; accidentes...  Responde a los estímulos internos como la ansiedad y el estrés.  Cuando está baja, estás triste; te sientes deprimido y sin fuerza. Cuando está alta, nos sentimos estupendamente. La energía no te hará más guapo, más delgado o más musculoso; pero te volverá más enérgico, concentrado, relajado. Conseguir concentrar una mínima cantidad de ki, sin esfuerzo; es algo muy vivificante. Te sientes con entusiasmo, con la fuerza que tenías en la infancia; y tendrás disposición y capacidad, para conservar la salud y la de los demás.

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