miércoles, 3 de julio de 2013

EL USO DE LA PALABRA COMO VEHÍCULO DE LA HIPNOTERAPIA.

EL USO DE LA PALABRA COMO VEHÍCULO DE LA HIPNOTERAPIA.
           Los antiguos griegos sostenían que el lenguaje de la retórica y la persuasión eran instrumentos para el cambio individual y social, de allí la importancia que se le daba en la formación de los futuros gobernantes.
           En gran parte los avances y postulados en la llamada terapia breve hipnoterapéutica vienen del uso estratégico del lenguaje como vehículo de transformación y cambio.Con una gran influencia de dos antiguas escuelas griegas : la persuasión y la retórica, las cuales han acompañado e influenciado la terapia actual. Algunas en mayor o en menor grado.

          Blaise Pascal(1623-1662), filósofo, matemático y físico francés, plantea un modelo que postula; que el cambio, se puede realizar a través de la persuasión con un tipo de lenguaje que no busca precisar “la verdad de las cosas”, si no que de una manera sugestiva, indirecta,busca mas la conexión con la intuición de las cosas, con una visión contrapuesta al modelo cartesiano imperante en ese momento. “El corazón tiene razones que la razón desconoce”.
          Este modelo ha tenido una gran influencia en las llamadas psicoterapias constructivistas. El lenguaje ha sido el elemento unificador en el trabajo de ayuda. Las terapias sistémicas contructivistas están integrando el lenguaje como un instrumento activo para el cambio en las cogniciones o creencias limitantes o “empobrecidas” de muchos seres humanos que buscan ayuda profesional.
        Así que la creatividad, la metáfora y el duermevela (trance) hipnótico están presentes como elementos para generar cambios en la persona en sus diferentes contextos: personal, pareja, familiar, organizacional. Hoy sabemos que la metáfora terapéutica, las historias y relatos puede darnos una vía directa al cambio, a la apertura de la persona, al subconsciente; lo que nos plantea la vuelta a muchos planteamientos de los antiguos sofistas griegos.
          Es imposible no comunicarnos (Bandler y Grinder, años 70), así como también es imposible no influir sobre las personas que nos rodean y viceversa.

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