CONOCERSE A UNO MISMO.(A)
Esta entrada también la subimos en Facebook en el grupo de Filosofía "héroes del pensamiento".
En anteriores entradas hemos entrado a valorar el estrés, la ansiedad, la depresión, desde distintos aspectos. En la "penúltima entrada" sobre estos temas, hablábamos de que las cosas son como son, aquí tenéis una imagen para recordar un poco de qué iba:
Hoy
pretendo divagar en el concepto de conocerse a uno mismo. Ya sé que es un tema dialogado, discutido y
teorizado; por el ser humano desde que se dio cuenta que lo era. Antropólogos,
filósofos, psicólogos, humanistas, sanitarios...; intentan establecer
personalidades, modelos tipológicos, conductas, pautas de todo tipo; con el
único objetivo de conocerse a si mismos y a los que le rodean.
Una gran mayoría de personas
dice que se conoce. Alguien se enfada y exclama “¡Mira que me conozco…!”. O la
típica expresión del engreimiento “¡Usted no sabe quién soy yo!”. Lo primero no
suele ser verdad, y lo segundo una estupidez.
Personalmente,
a la idea sobre conocerse, para comentar algo de ella;
suelo aplicarle un libre
sentido a lo Ortega: puedo conocerme en un alto porcentaje pero siempre hay un
tanto por ciento que queda al capricho de la circunstancia.Vamos, llegar al fondo de la cuestión, me parece que no vamos a llegar.
Incluso en muchas ocasiones, tampoco nos paramos a conocernos;
algunas personas ni siquiera se han planteado ese descubrimiento de forma seria. En determinados momentos vitales, ni siquiera nos reconocemos: siempre hay un margen dependiente de la circunstancia; e incluso puede aflorar esa "fiera" que llevamos en lo más íntimo.
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