ASÍ SON, COMO SON, LAS COSAS--- ESTRÉS
PUBLICADO EN FACEBOOK- FILOSOFÍA. HÉROES DEL PENSAMIENTO
++Así
son, como son, las cosas. Y lo que no se puede cambiar, no se puede;
y además, es imposible…++
Lo
que leeréis a continuación, está sacado de un ejercicio real, que
en un grupo de relajación, hizo una persona. Aunque alguna cosilla,
la he exagerado "poéticamente" en líneas generales, fue
escrito así. Tras la elaboración de ese listado del que hemos
hablado anteriormente, y de tener una imagen en "espejo" de
ella misma, se le pidió que expresara lo que sentía, y decidió
escribir algo más o menos parecido a esto:
“Llevo
liada desde las seis y media de la mañana y anoche me dieron las dos
largas, antes de dormirme. Parece que incluso tengo más cansancio
que al acostarme, no he descansado nada. Y este hombre… ¿Cómo
puede ser tan inútil que no es capaz de prepararse un desayuno? ¿Tan
difícil es encontrar una camisa planchada? La culpa la tiene la
madre, que nunca le enseñó esas cosas, para eso estaba “doña
perfecta”, faltaría más. ¡No es capaz ni de echar los calcetines
sucios al cesto! Y si no voy detrás, los pelos de la bañera para la
estúpida Cenicienta, la menda. Me tiro horas en la cocina y rara vez
me dice que le gusta. Cada día tengo menos ilusión. Come a toda
mecha y vuelve a salir corriendo, a veces es como si no me viera, ni
que fuera una silla… ¡Pobrecillo, también lleva lo suyo! Entre
el trabajo y el Ministerio con los recortes, se debe sentir
esclavizado, frustrado. Cada día llega más tarde, más abatido.
Los niños cada vez le ven menos. Hay días que llega corriendo a
meterse en la cama sin cenar, y como están ya acostados, se conforma
con mirarles unos segundos desde la puerta. Menos mal que estoy yo,
por lo menos algo bueno tuvo que me despidieran, con mi último
embarazo.
Correr,
deprisa, corre. Aquí todo el mundo corre. Hasta el peque. Se nos ha
olvidado la mochila esta mañana y hemos tenido que volver a casa
después de dejar al mayor. Y claro, ha llegado tarde, es la tercera
vez esta semana que he tenido que pasarle por dirección. El jefe de
estudios no ha dicho nada; pero nos miraba por encima de esas gafas
anticuadas que lleva, con esa mirada gélida de pingüino, que
vergüenza, hasta el chiquitín ha bajado la mirada. Ha tosido mucho
esta noche, ha descansado poco y mal; a ver si no le sube la fiebre.
Al salir del cole estaba atacada y casi no había empezado el día.
Otra madre me ha invitado a la cafetería, rara vez me quedo con
otras mamás tomando café, pero hoy por no volver a hacer el feo de
negarle la quinta o sexta invitación, he estado un rato con ellas.
No sé, creo que el café, o ese comentario sobre como proliferan las
patas de gallo y ojeras a ciertas edades, que seguro iba por mí; me
ha sentado mal, noto una pesadez en el estómago, me arde… Y a
casa, a correr.
¡Y
estos muebles! ¿Cómo es posible que todos los días tengan polvo?
Estoy harta de limpiar y colocar cosas. Cuando vuelvan me lo
ensuciarán y todo descolocado, otra vez. Y mañana volver a empezar.
¡Mira toda la pantalla de la tele llena de huellas! ¡Y esa pelusa
debajo del sofá, ahí sigue, mirándome desafiante! ¡Leche, ya
está bien, luego sigo! Voy a fumarme un pitillo, mientras pienso qué
comida hacer. Tendría que dejarlo, pero no puedo, incluso acabo con
un paquete diario, con lo dañino y caro que es. Pero ahora no puedo,
no puedo, no. Luego tendré que acercarme al súper. ¡Debo tener
cuidado con lo que gasto! Cada día cuesta más llegar a fin de mes.
Y cada vez que entro, son cincuenta pavos mínimo, y sin
exquisiteces, que si no…
Estoy
de los nervios. Me duelen todos los músculos. Leche, es que me
duelen hasta los pelos si me fijo. Bueno, si no me quedo calva de
golpe, que cada día se me caen más. Necesito aire, descansar,
pararme, pensar… Si por lo menos pudiera dormir un poco más cada
noche…”
Aprender
a valorar la situación de los que nos rodean, nos sirve para valorar
la propia.
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