CADA TIPO DE PERSONALIDAD NECESITA UNA MEDITACIÓN. (2)
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estrés, meditar, ansiedad, relajación, relax |
ESTRÉS, ANSIEDAD, RELAX.
Completamos la anterior entrada
sobre la meditación, como veréis cada personalidad, puede beneficiarse de ella;
como filosofía de vida y evitar el estrés y la ansiedad.
- Meditación sonora para la gente de la ciudad.
Es una
forma muy sencilla para comenzar a meditar, en particular si vivimos en una
ciudad ruidosa; si tenemos niños, familia, o queremos meditar en el trabajo.
Tenemos
que dejarnos envolver por los sonidos que nos rodean, en lugar de tratar de
evadirnos de ellos. Queremos lograr una
sensación de calma, control y equilibrio; con el entorno. Nos sentaremos lo más
cómodamente posible (si podemos, claro; en otras posiciones también es
posible). Podríamos aprovechar por ejemplo, cuando hacemos trayectos en tren o
autobús; cuando nos desplazamos al trabajo. Esos momentos, son ideales para
practicar esta técnica.
Cerraremos
los ojos, respiraremos suave y profundamente; relajaremos los hombros. Estaremos atentos a cualquier sonido.
Llevando nuestra atención a las voces de los vecinos, los crujidos del suelo;
el ruido del tráfico. Escucharemos todos estos sonidos con atención, lo que
pretendemos es que el cuerpo también "escuché" esas vibraciones, esos
sonidos por dentro.
Trataremos
de sentirlos dentro de nosotros, visceralmente; no de forma emocional. Si
acuden pensamientos a la cabeza, los dejaremos ir; y volveremos a concentrarnos
en los sonidos, en lugar de luchar contra el ruido. Nos envolveremos en él, y dejaremos que entre
dentro de nosotros en ese presente. Nos mantendremos quietos, permitiendo que
la mente descanse; unos 15 minutos.
- Personalidades inquietas: meditar andando.
Esta
forma de meditar es específica para las personas, que creen que no pueden estar
concentrado y en silencio mucho tiempo. Para esas personas que creen, que
meditar es imposible; para alguien tan nervioso e inquieto como él.
La
realizamos paseando. Es ideal para las personas muy inquietas, que no pueden
quedarse quietas; en un mismo sitio más de un minuto.
Buscaremos
un espacio abierto, diáfano, en casa, en
una calle tranquila; en un parque. Elegiremos un punto inicial y otro final,
que disten entre sí más de 20 pasos. Dejaremos que los brazos cuelguen
libremente, de forma muy pesada. Enlazaremos ligeramente las manos por delante,
mirando al frente y un poco hacia abajo.
Comenzaremos
a caminar, desde el punto inicial hasta el final; tan despacio como podamos. A
cámara lenta, cada paso debería llevarnos de 5 a 10 segundos como mínimo. Todos los movimientos serán lentos, muy lentos; por lo que puede resultar difícil al principio. Para conseguirlo, centraremos la atención en los pasos y tendremos
paciencia; toda la paciencia de la que seamos capaces. Cuando llegues al paso
final, da la vuelta lentamente y dirígete al punto de salida.
Con
esta forma de meditación, son necesarios por lo menos 20 minutos al día; para
que la mente sea capaz de meditar. Para que tenga tiempo de apaciguarse totalmente,
y el cuerpo se beneficie de ese efecto.
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