ansiedad, estrés, depresión
ESTRÉS, ANSIEDAD, DEPRESIÓN
Seguimos con algunas entradas en distintos post publicados en el muro de Facebook "Héroes del Pensamiento". Como siempre el hilo de conexión es el estrés, la ansiedad, la depresión.
.........Como siempre,
buscando estudios que egoístamente sean interesantes para la cuestión; el más
llamativo que tengo guardado en las entrañas de un disco duro, lo realizaron en
la Universidad de Notre Dame.
Juntaron a un
montón de parejas de estudiantes universitarios que compartían piso, en el
primer año de estudios. Los participantes, después del primer mes de estancia;
completaron un cuestionario, en el que se evaluaban:
·
los niveles de vulnerabilidad cognitiva, y
·
los síntomas depresivos.
Tres
y seis meses más tarde, todos volvieron a rellenar el susodicho cuestionario.
¿Los resultados?, digamos que
fueron cuando menos llamativos:
Apreciaron
que cuando una persona muy vulnerable, compartía piso con otra persona que
tenía síntomas depresivos; aumentaban bastante las probabilidades de que el
nivel de depresión de la primera aumentase. En otras palabras, si tenemos
cierta predisposición a la depresión, compartir espacio con una persona
deprimida, estresada; podría desencadenar los síntomas depresivos en nosotros.
Y es muy notorio, que ese contagio se producía
en sólo seis meses; o menos.
Hay que aclarar, que en la
valoración de los niveles de vulnerabilidad cognitiva; se consideró como
persona "vulnerable” a aquella que responde de manera negativa, ante las
situaciones estresantes; y que tiende a interpretar los fenómenos como algo,
que se escapa a su control; o como un reflejo de su incapacidad, para
interpretarlos de otra manera. Tampoco eran capaces de abstraerse de la
situación.
La gran mayoría de estas
características cognitivas, se perfilan en la adolescencia; y se instauran por
completo en la edad adulta.
Pero ¿por qué se
contagiaban?
Los expertos en el tema,
consideran que el "contagio emocional" es un cambio en nuestras
emociones y estados, que ocurre como resultado de las inquietudes que otros nos
transmiten. Y casi siempre, en la gran mayoría de ocasiones; ocurría de manera
extraverbal. Pero los investigadores y estudiosos, aún no brindan una
explicación científica demostrada, definitiva.
Eso sí, teorizan, valoran;
que la causa podría residir en las neuronas espejo del sistema nervioso. Ésas
que se encargan de detectar las emociones, de las personas que nos rodean; y
reproducirlas en nosotros, así somos más empáticos, nos logramos poner en el
lugar del otro; porque en cierta manera, sentimos lo mismo.
Obviamente, una persona
que es vulnerable desde el punto de vista cognitivo, se dejará influenciar con
mayor rapidez por las emociones de los demás y les pondrá menos resistencia. Y
si los que le influyen, son seres queridos, muy valorados personalmente; la
capacidad de afectarle, es mucho mayor. Entre ambas personas, se establecía una
especie de circuito retro-alimentado, en las que ambas partes se veían
afectadas; el que estaba estresado, con ansiedad; se sentía
"reflejado" en las emociones menos positivas del compañero de piso.
¿Y esto quiere decir que
debemos evitar a ultranza, el contacto con esos posibles portadores del virus
imaginario? Me parece que no, que esas personas nos importan tanto, significan
más que el oro para nosotros; que lo que trataremos, es ponernos en su lugar,
acompañándole en lo que podamos, intentando racionalizar el problema y
escuchando a esa persona. Y siempre sin perder la chispa de positividad que nos
pueda quedar, y cierto humor sano.
Hasta aquí las malas
noticias, lo negativo. Queda lo mejor, lo positivo.
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